Sentada frente al computador a Elisa la hicieron sonreir mucho. Debía dormir, la esperaba un día largo, sin embargo, no tenía sueño, pero la inercia ganó. Apagó la luz, miró por la ventana y escuchando a quien le cantaba al oído miraba fijo hacia el cielo. Una vez más: recordó.
Hoy, Elisa estaba como siempre, apesar de las sonrisas que le regalaban.
Si todo lo que le ocurrió hoy, le hubiera ocurrido unos años atrás, todo sería diferente, todo la hubiera sorprendido más. Pero ésta vez, algo le hacía falta a Elisa.
Que se vayan los 16, ella cree que no fué de lo mejor.
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