martes, 22 de febrero de 2011

Al final

El lago sin luna es mas oscuro que la tierra. No siempre aparece la sandia gigante a iluminar las noches en el lago pero cuando lo hace el momento en la situación que sea se hace agradable, hasta perfecta.

Arriba del bote nos quedábamos mirando las estrellas con un leve movimiento de la pequeña marea. En silencio contábamos o pensábamos vaya a saber qué. Cuando ya nos daba hambre o frío nos íbamos a casa hablando de algo poco importante o a veces riéndonos de estupideces y recordando algo que nos haya ocurrido. Arriba de las piedras divagábamos sobre nuestra estupidez o la del resto yl siempre sacábamos carcajadas.

No nos interesa más que reír mientras podamos. Los veranos son fugaces y pocas veces son para recordarlos como clavos en el pecho, por lo mismo nos dejamos llevar por el día y disfrutarlo sin pensar en el hacer de mañana por la mañana.

sábado, 19 de febrero de 2011

Entre ramas


Yo nosé que pasa.
Yo no esperaba ésto, yo no andaba buscando algo pero nos conocimos por casualidad y cupido estuvo en ese lugar.

Qué iba a saber yo que alguien me recordaría por estar ebria y haber dado una cosa simple como un beso?

Al pasar los días, como una enredadera se fue armando ésto que no tiene nombre pero existe. Es una identidad perdida que en secreto la buscamos sin apresurarnos ni desesperarnos. La enredadera necesita agua y sol.

Que la cosa anda bien que Santiago anda a mal que nunca nos falta de qué hablar que algo tienes que algo me gusta que tirame el aire que el viento está fuerte que hoy hace más frío que mira la luna que cacha el cielo que vamos a los juegos que vamos a esa plaza que ya es tarde que en realidad aún es temprano que esperemos un rato más que ojalá dure que risas por acá que risas por allá que tengo hambre que quiero tomar que vamos que mira mis ojos que mañana nos vemos mencionandolo con la sonrisa más gigante, que sí


miércoles, 16 de febrero de 2011

Brillo al parpadear


En un bar de mala muerte, un poco ebria, bailando locamente moviendo el cuerpo entero tuve imágenes de cuándo te acercaste de a poco y hacia mí venías a compartir un baile de esos que mueves los hombros y las caderas al mismo tiempo. Luego de unos besos yo me iba para no volver pero tú me seguiste y dijiste que caminabas justo por donde yo paseaba.

Amaneció. Llegué a casa. Dormí.

Mientras pasaba el siguiente día yo trataba de recordar porqué tenía un nombre en mi mano izquierda.. a las 20:30 hrs noté 2 llamadas perdidas, media hora después escuché el celular y al saludar me propusiste vernos - "mañana" - respondí...

Desde aquel "mañana" no dejamos de vernos más. Nuestros corazones latían sin piedad al sentir en el otro lo que nosotros sentimos nosotros. Nuestras sonrisas se hicieron dependientes y sin querer mi olor en tí y tu olor en mí no desapareció. Las madrugadas cambiaron, los amaneceres al abrir los ojos brillaban, el atardecer se ansiaba y las noches no volvieron a ser las mismas.

Hace tiempo no sentía ésto.. qué intensidad, qué placer, qué alegría, qué buen sentir existe entre los dos. Dejemos que siga fluyendo ? dejemos que en el mar flote lo que sentimos y nos lleve donde el viento quiera? dejemos que florezca o muera si así tiene que ser?...washito.





jueves, 3 de febrero de 2011

Marea

Nosé pero no me dan ganas de buscar el escondite, mi norte es otro y el tiempo no ha parado.
Yo nosé que será de mí ahora pero hay trozos, solo trozos desdibujando y sin ganas de volver a dibujar tus ojos. A veces no hay vida, el mar ya poco me salpica de tí. Se va todo esfumando, no tengo ganas de pensarte, ni de escucharte, ni de mirarte, nada.

Por otra parte, en el escondite más último del océano pacífico se esconde todo lo que quisiera, es un escondite casi casi casi invisible y nosé porqué tengo que saber que existe. Quisiera que estuvieras, quisiera reirme contigo, viajar, bailar...nos faltaron tantas cosas por hacer, tantas.

... que éstos pensamientos y ganas de hacer lo que jamás pasará sean invisibles, sean pensamientos rotos, sean ganas desganadas, que se van al primer pestañeo. Despertar y saber que soñé contigo ahora no es lo mismo como hace un tiempo, no me dan ganas de recordar de qué trató, y cuando simplemente lo sé me quedo inmovil pero sin más. . . . . . .