martes, 22 de febrero de 2011

Al final

El lago sin luna es mas oscuro que la tierra. No siempre aparece la sandia gigante a iluminar las noches en el lago pero cuando lo hace el momento en la situación que sea se hace agradable, hasta perfecta.

Arriba del bote nos quedábamos mirando las estrellas con un leve movimiento de la pequeña marea. En silencio contábamos o pensábamos vaya a saber qué. Cuando ya nos daba hambre o frío nos íbamos a casa hablando de algo poco importante o a veces riéndonos de estupideces y recordando algo que nos haya ocurrido. Arriba de las piedras divagábamos sobre nuestra estupidez o la del resto yl siempre sacábamos carcajadas.

No nos interesa más que reír mientras podamos. Los veranos son fugaces y pocas veces son para recordarlos como clavos en el pecho, por lo mismo nos dejamos llevar por el día y disfrutarlo sin pensar en el hacer de mañana por la mañana.

No hay comentarios: