lunes, 8 de marzo de 2010

primeros...


No digas que nunca te comprendí, siempre, cada vez que quisiste estuve ahí.
Tampoco vengas con rechazos, a las semanas me andabas buscando, y para qué? ....
No te hagas el inocente, tu fuiste el único incoherente.
No me digas que quieres jugar, porque ni con eso ahora me puedes dañar.
No vengas con que fuiste preocupado y me llamabas, ya para ni eso estabas.
No te excuses en que jamás hiciste nada, cada día de alguna forma me engañabas.
No digas en que esperabas la tranquilidad, eso ni tú te lo podias tragar.
No le eches la culpa a mi sinceridad, asume tu fragilidad.
Ya no te hagas el interesante, ni ganas dan de hablarte.

Después, los buitres llegaron como nunca antes, me aseguran la felicidad con facilidad, pero lo que antes quería, ahora lo tengo, y ahora que lo tengo ya no lo quiero y me preguntaba cómo alguna vez pude querer algo así, ahora lo desecho y aún así me siguen asegurando la felicidad con facilidad. Si ésto hubiese pasado tiempo atrás, éstas palabras no serían estas palabras.

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