martes, 10 de febrero de 2009

El ascensor

Sin esperar nada salí ese día de mi casa con una cosa larga que parecía vestido amarrado con mi banano, el pelo chascon al aire y un aro que colgaba de mi oreja, y dentro de ellas mis audifonos con una musica ashi shuper loca. Tomé la micro, saqué unas fotos y me bajé en plaza de armas.. fui al dentista me retaron por no llevar unas radiografías y por comer frugelé, que en realidad era chicle pero mentí. Después.. salí... miré por aquí por allá llegué al lado de él. Abrió unos ojos azules enormes y me sonrió de craño a craño y paaff el abraazo de año nuevo y todo.. ya hace vaarios días que no nos veiamos. Me quedé ahí conversando, mientras que él pintaba y corría el viento bastante fresco casi hielo.

Conocí al Marcos, un viejo super buena onda con cara de lobo y una risa increíblemente contagiosa. A eso de las ... casi las nueve de la noche ya todos se iban... porque la tarde se ponía muyy fresca y contaba la leyenda que llovería. Agarramos las cosas con el flaco y mientras me decía: serena morena - lo ayudaba a recoger sus cosas de la plaza de armas. Caminamos con cuadros tirando la talla y me pedía que le dijera Anibal el Canibal con una sonrisa, y yo le pedía nah. Íbamos cagaos de la risa, se ponía a cantar y yo se las bailoteaba, somos unos sueltos locos de libertad caminando por las calles. Llegamos por fin a la galería, tomamos el ascensor y casualmente no había luz, me tocó el hombro que quedaba al aire por mi pedazo de tela colgando tijereada por mí. Y con voz de aventurero..

- no te da miedo?
- qué?
- que te haga algo?
- no
-jajajaja
-jajajaja

Llegamos al tercer piso, dejamos las pinturas, de vuelta en vez de apretar el 1 para bajar, apretó el 5. Me tomó, me besó, me subió el pedazo de tela, le tocaba el cinturón, me tocaba los brazos, la cintura, me besaba loco loco loco loco así me llama la gente. Lo besé loca loca loca nada. Y ahora, apretó el 7, y mi respiración se hizo agitada y rápida en su oído, me besó el cuello y casi no había vértigo cuando el ascensor subía, bajaba, subía, bajaba. Bajamos al 1.

Caminamos, yo mirando de frente con las piernas helás, y él mirándome como si fuera la ultima mujer de la tierra. Me miraba me miraba hasta que lo miré, no miramos, sonreímos y nos soltamos locos de libertad, una vez más. Buscamos lo que nos faltaba, volvimos a la galería tomamos el mismo ascensor y PAF! ya sabes, ahora cuando llegamos el último piso nos quedamos ahí, vimos la vista, tomé unas fotos, volvimos al ascensor y puso una cosa en la puerta que quedó casi cerrada, me abrazó por la cintura, me tocó la espalda con sus manos, la mejilla con su boca y lento lento avanzó hacia la mía, le respondí con lengua me respondió igual, volvió a subir esa cosa que parecía vestido, con una pierna corrió la mía se apoyó entero sobre mí y me besó el cuello, la boca, las mejillas, lo besé, lo toqué. La piel, los labios, la lengua, las miradas, los suspiros, todo se volvió un lenguaje que sólo nosotros dos locos de libertad entendimos. A nuestro alrededor dos murallas, una puerta, un espejo en oscuridad.

Y como me dicen desde cabrita: "te gusta calentar la sopa y después no te la tomai"

Así es, como si fuera ley.